martes, 3 de noviembre de 2009

SMOS


El satélite SMOS, nueva pupila galáctica para entender mejor nuestro planeta

París, 3 nov (EFE).- A 760 kilómetros de la superficie terrestre orbita desde hoy el satélite franco-español SMOS, la nueva pupila galáctica de la Agencia Espacial Europea (ESA) para entender mejor las transformaciones del Planeta Azul.

El SMOS, segundo satélite del programa de seis misiones de observación de la Tierra de la ESA -dentro del programa Planeta Vivo-, se encargará de estudiar la salinidad de los océanos y la humedad del suelo terrestre, parámetros que servirán para ayudar a los científicos a predecir la evolución del cambio climático.

Con este proyecto múltiple, la Agencia pretende profundizar en el conocimiento del sistema de la Tierra y la forma en la que la actividad humana afecta en los procesos naturales del planeta.

Los datos relativos a la salinidad de la superficie marina que aporte el "Soil Moisture and Ocean Salinity" (SMOS) facilitarán la comprensión de las corrientes oceánicas, mientras que la información sobre la humedad del suelo favorecerá una mejor pronóstico de los acontecimientos meteorológicos.

En sus cinco años de vida útil, las "fotografías" que genere el SMOS -que se procesarán en el centro espacial de Villafranca, al noroeste de Madrid- beneficiarán, entre otros, a meteorólogos, marinos, agricultores, pescadores y agencias de gestión hidráulica.

"El océano guarda y transporta, vía las corrientes submarinas, enormes cantidades de calor" que la variación de la salinidad es capaz de desregular, acrecentando así el cambio climático, explica Pierre-Yves Le Traon, del instituto francés dedicado a investigar los mares.

Respecto al segundo de los cometidos del SMOS, conviene remarcar que "la disponibilidad de agua será un componente más importante en los cambios en los ecosistemas que la variación de la temperatura", señala Yann Kerr, uno de los responsables franceses de la misión.

Analizar la cantidad de agua de la superficie ayudará a distintos países a gestionar sus recursos acuíferos y a predecir los riesgos de incendios, las variaciones del clima y la posibilidad de plagas agrícolas, indicaron los responsables del proyecto.